Al iniciar en esta aventura del mundo del vino una palabra que me gustaba por sí sola y me llamaba mucho la atención. Con tan solo el hecho de oír “tanino” y que ahora digo fue la llave que me abrió este mundo inmenso de sensaciones y expresiones de la vid.
Los taninos es una sustancia química natural que aporta una sensación seca, áspera, rugosa y astringente que se siente en medio de la lengua y la parte delantera de la boca.
No solo en el vino existen taninos, hay alimentos de consumo diario en los que podemos encontrar taninos que seguramente haz consumido como las nueces y almendras con piel, chocolate amargo o al morder una semilla de uva.
Los taninos en el caso del vino se encuentran más comúnmente en el vino tinto, aunque los vinos blancos también los tienen debido a su paso por barricas de madera.
Básicamente provienen de las partes más sólidas de un racimo: las pieles , las semillas y raspones de las uvas. Es por ello que los vinos tintos tienen una mayor concentración de taninos que los vinos blancos , ya que el contacto prolongado de los hollejos con el jugo hacen que estos se disuelvan parcialmente.
Algunos tipos de vino tinto tienen mayor concentración de taninos y esto es por la variedad de uva con los que fueron hechos. Las variedades nebbiolo, cabernet sauvignion, o tempranillo son variedades de uva que alta concentración de taninos.
Es importante saber que también el proceso de vinificación afecta en la cantidad de taninos que va a tener un vino.
Varietales con más taninos:
Tannat
Nebbiolo
Cabernet Sauvignon
Tempranillo
Montepulciano
Petit Verdot
Petite Syrah
Varietales con menos taninos:
Barbera
Zinfandel
Pinot Noir
Primitivo
Garnacha